El teatro.

Hablemos un poquito de la vida... de cosas amables, que siempre viene bien.

El perdón es la forma de bienestar mental más efectiva que puede practicar el ser humano moderno. Algunos teóricos afirman que su valor es incluso superior al del optimismo en el proceso de crear una vida satisfactoria y, por qué no, feliz.
Sin embargo, se trata de un arte que va más allá de la palabra e incluso del pensamiento consciente. Perdonar no es creer que se ha perdonado, sino ser capaz de hacerlo. Me explico. En ocasiones, el rencor-resentimiento permanece en formas casi imperceptibles, incluso en casos en los que retomamos una relación aparentemente normal con la persona perdonada.
Otro factor importante es la importancia del auto-perdón, sin duda mucho menos practicado y, realmente, olvidado.

Existen tácticas que solucionan uno y/u otro tipo de faltas con mayor o menor sencillez, pero, por su facilidad de entendimiento, me quedaría con un principio y un método.
En primer lugar, la palabra culpa es un vocablo contrario al perdón en su esencia. Es efectivo sustituirla por otra mucho más amable y que, sin duda, trae consigo la oportunidad de resolver la situación. Hablo de RESPONSABILIDAD.

Por tanto:
No hables de culpa ni de culpables, sino de responsabilidad y responsables... Del mismo modo, deja de ser culpable para convertirte en responsable de tu vida.
Por otro lado, existe una técnica realmente eficaz en el ejercicio correcto del perdón. Consiste en la aplicación de una serie de teorías que la genial Louise L. Hay supo compilar en un sencillo ejercicio. Yo lo llamo EL TEATRO (DE LA VIDA):
 Imagínate en una sala de teatro, frente a un escenario con densas cortinas. La sala puede acomodarse a tus gustos personales, así te encontrarás más cómodo. Elige tu asiento. Frente a ti, en el escenario, se corren las cortinas y aparece esa persona a la que no has perdonado (sí, la primera que se te venga a la cabeza).
Pasamos al primer punto. Se trata de algo opcional y que sólo debe realizarse en contadas ocasiones... No queremos convertirnos en una panda de sádicos, ¿no? :p
Comienza la peor obra de la historia de esa persona. Lo rodean todas las calamidades que desees, aquellas que representan los peores de sus miedos. ¿Qué sientes? ¿Te regocijas de su sufrimiento o sientes compasión? No importa, eso no te hace ni bueno, ni malo. Cierra el telón.
Los pasos segundo y tercero son realmente importantes, y aquellos que habrás de repetir siempre que apliques el método. Los detallo a partir, de, ya!
El telón se abre. Esa persona disfruta de la obra de la felicidad... lo mejor de su vida. Sus sueños se hacen realidad ante vuestros ojos, es feliz, sonríe, irradia alegría. ¿Qué, como te sientes ahora? Mantén esa imagen, te guste más o menos. Míralo, contento. No importa que te dé rabia, mantén la imagen. Es feliz, sí, y tú se lo estás permitiendo. El telón se cierra.
 Se reabre y te sorprende ver al nuevo protagonista de la obra: TÚ mismo. Aquí no hay historias tristes... pues todo lo que te rodea en el escenario es alegre. Tus sueños se cumplen y los disfrutas, tienes todo lo que quieres en este momento... Tu futuro es grande, y es presente. ¿Cómo te sientes ahora? Que no te sorprenda comprobar que, quizá, tampoco te sientes cómodo. Sea como sea, mantén la imagen, gózala, vive cada detalle... Y comprende que la felicidad de esa persona no ha impedido la tuya propia. Hay eternos papeles en este obra con un feliz feliz.
Cuando la luz se apaga sientes el frío de la roca en tus pies, y el chasquido de una cancela al abrirse. ¿Lo ves? Tu celda se ha abierto... huye de la cárcel del resentimiento y sé libre.

Es sencillo, ¿verdad? Si no te gusta, no lo practiques. Pero quizá te atraiga la idea de dedicarle cinco minutos al asunto. Si no, he conseguido que se te vayan unos pocos más leyendo cosas sobre el perdón, la vida y la felicidad. No está mal en los tiempos que corren.

Sonríe. Nos leemos pronto :)