Acuérdate de lo bueno...
Cuando sientas frío, piensa en un sol radiante que ya te ha calentado.
Cuando sufras una derrota temporal, acuérdate de tus triunfos y logros.
Cuando necesites amor, revive tus experiencias de afecto y ternura.
Acuérdate de lo que has recibido y de lo que has dado con alegría.
Recuerda los regalos que te han hecho, los besos que te han dado, los paisajes que has disfrutado y las risas que de ti han emanado.
Si has tenido esto, lo podrás volver a tener; pues todo lo que has logrado lo podrás volver a lograr.
Eres merecedor de ello.
Alégrate por lo bueno que tienes y por lo que tienen los demás; desecha los recuerdos tristes y dolorosos; no te lastimes más, piensa en lo bueno, en lo amable, en lo bello, en la verdad.
Recorre tu vida y detente en donde haya bellos recuerdos ye mociones sanas... y vívelas otra vez.
Visualiza aquel atardecer que te emocionó, revive esa caricia espontánea, disfruta nuevamente de la paz que ya has conocido. Vive y piensa en el bien.